LAS CRISIS INTERNAS DEL PRD Y SU ROL OPOSITOR
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Miguel Vargas e Hipolito Mejía. Foto de Archivo |
Por Hèctor Plata
SANTO DOMINGO, R. D.El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) está
pasando por una de sus peores crisis internas, debido a que las tendencias que
se debaten el control de esa organización política no alcanzan a ponerse de
acuerdo en torno a la fecha de una conversión para escoger sus dirigentes ni
mucho menos para buscar una salida satisfactoria al conflicto que mantiene
alejados sus principales lideres por la control las estructuras internas y la candidatura presidencia para el lejano 2016. A pesar de
todos los esfuerzos hechos por figuras como el General ® José Miguel Soto
Jiménez y el doctor José Joaquín Puello de reunir al ex candidato presidencial
Hipólito Mejía y el presidente de ese partido Miguel Vargas, no se pueden
exhibir logros significativos en relación a la solución del conflicto que
sacude al partido blanco. Estas distracciones internas que llaman la atención
del liderazgo perredeista hacen que esa agrupación abandone su rol
opositor, dejando solos en la
cancha a los oficialistas, algo que
resulta lesivo para sistema democrático.
La función fundamental de
cualquier partido político es luchar por alcanzar el poder con todos sus
miembros unidos en objetivos y metas comunes, para promover, a través de
políticas de estado, los cambios y trasformaciones que el país necesita. Al parecer, esta misión ha sido mal
interpretada por el liderazgo del PRD, debido a que ese partido ha pasado más
tiempo, a lo largo de su historia, envuelto en rebatiñas internas que en su lucha
primordial de alcanzar el poder.
Las crisis internas que embargan
a los perredeistas tienen acostumbrada a la sociedad dominicana a vivir la incertidumbre que generan sus
enfrentamientos; una serie de escándalos vergonzosos que les crea una imagen
negativa, han debilitado sus estructuras y por ende, les aleja del poder cuando
parecen tener mayor oportunidad de alcanzar la primera magistratura del Estado.
Esa organización política parece
estar condenada a jugar el rol de oposición permanentemente en nuestra
democracia. Pese a que ha alcanzado el gobierno en cuatro ocasiones, ellos
mismos se sirven de oposición y así se crean las condiciones para dejar el
palacio.
Varios partidos han surgido a lo
larga de nuestra historia republicana por rompimiento del liderazgo en las nominadas
crisis internas del PRD. El profesor Jun Bosch abandonó al PRD en 1973 y fundó
el Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), bajo el alegato de diferencias de criterios con otros dirigentes lo que
ocasionó una “crisis interna” en ese partido que le impidió participar en las
elecciones siguientes. Consecuentemente, Esta decisión abrió espacio al
creciente liderazgo del doctor José Francisco Peña Gómez. Años más tarde, por una “crisis interna” se separa de ese
partido el ex presidente Jacobo Majluta y Funda el Partido Revolucionario
Independiente (PRI) en 1989.
En una posterior segmentación que
tubo el partido blanco, se crea Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD),
debido a que su presidente Hatuy de Camps Jiménez abandonó al PRD junto a varios
de sus seguidores en el año 2004, y nada más y nada menos que luego de una “crisis
interna” por oponerse a la reelección presidencial de Hipólito Mejía. De seguro
que siempre encontraremos la palabra “crisis interna” cada vez que este partido se avoca a realizar
algún proceso democrático a su interior o cuando existen las reales posibilidades
que uno de sus líderes pueda alcanzar el poder y necesite el respaldo decidido
de sus oponentes internos.
Al parecer el egocentrismo
imperante entre los líderes del perredeismo ha hecho más daño a sus
pretensiones colectivas de gobernar, que las estrategias de sus opositores.
Ojala que esta pugna entre
Hipólito Mejía y Miguel Vargas no
termine en un desmembramiento más del PRD en el que se tenga que tardar, como
siempre, un buen tiempo para recuperarse. Ese partido es necesario para la
democracia de nuestra nación. No es justo que se alargue más la llamada crisis interna, es momento de darse una mirada
retrospectiva en el pasado de esa
organización, quizás así se darán cuenta de que muchos de sus lideres han sido
transitorios. Sin embargo, el partido ha
sobrevivido a sus salidas.
No es posible adueñarse y quedarse
para siempre con un partido de masas como lo es el PRD. Sólo José Francisco
Peña Gómez logró consolidar un liderazgo por largo tiempo en esa parcela
política y para ello tubo muchas dificultades. Llego hasta el punto de olvidarse
de él mismo, arriesgando su salud y hasta su vida por la vigencia de ese
instrumento fundamental de nuestra democracia.
Es tiempo de que tanto Miguel
como Hipólito hagan su mejor aporte al PRD y con ello a la democracia del país.
Hay que cambiar el término división por el de unidad y utilizar como estandarte
la esperanza de cambio que depositó casi la mitad del electorado dominicano en
su partido. De una vez por todas, denles un buen final a las tan mencionadas
“crisis internas” en el PRD.
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