La visita del expresidente Hipólito Mejía a la región Suroeste —Independencia, Bahoruco, Barahona y Pedernales— fue mucho más que un simple reencuentro con viejos aliados o una gira afectiva de quien ya forma parte de la historia política dominicana. Fue, en esencia, un movimiento calculado, un mensaje hacia dentro y hacia fuera del partido, y una demostración de que a sus 84 años “Papá” conserva vigencia, ascendencia y capacidad de incidencia en el Partido Revolucionario Moderno (PRM). Lo acompañaron figuras leales de larga data como César Cedeño, Carlos Luciano Díaz Morfa y Ulalio Ramírez. Su presencia —y la ausencia de otros que solían orbitar en su entorno— revela que el liderazgo de Mejía continúa reconfigurando lealtades, moviendo piezas internas y, sobre todo, enviando señales. Unidad, reglas nuevas y destinatarios claros Durante todo el recorrido, Mejía insistió en un discurso de unidad y disciplina partidaria. Llamó a evitar conflictos internos y remarcó que las próximas ca...
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