Por Milton Olivo Los hijos no son de quienes conquistan, ni de quienes declaman poemas a la madre. Son de quien la fecunda. Y si la patria es madre, entonces solo hay un padre, y lo demás, es cuento. Hoy, al cumplirse 164 años de la desaparición física de Francisco del Rosario Sánchez, es justo decirlo claro: él, y no otro, fue quien hizo posible la República Dominicana. A diferencia de lo que se enseña en las escuelas, donde se le relega al segundo o tercer plano, Sánchez no fue un seguidor de Juan Pablo Duarte ni un simple ejecutor de ideas ajenas. Fue un líder propio, un estratega, un revolucionario de acción directa. Mientras los Trinitarios eran desarticulados por el régimen haitiano en 1843 y Duarte partía al exilio, Sánchez —junto al pueblo llano, los “sin nombre”, los olvidados— echó al frente una nueva organización política nacionalista, decidida a fundar una República dominicana libre y soberana. Había nacido el 9 de marzo de 1817 en Santo Domingo, hijo de Narciso Sánchez y O...
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