La reciente entrega de 38 camiones recolectores de basura a alcaldes y directores de distritos municipales por parte del Ministerio de Turismo, con una inversión de RD$107 millones de pesos, representa un paso concreto hacia la sostenibilidad de los destinos turísticos de la República Dominicana. Más que un gesto simbólico, se trata de una acción que incide directamente en la calidad de vida de las comunidades y en la experiencia de quienes visitan el país.
En primer lugar, la limpieza y el manejo adecuado de los desechos sólidos son pilares fundamentales para el turismo. Ningún destino, por más bellas que sean sus playas o montañas, puede sostener su atractivo si la basura se convierte en parte del paisaje. Esta entrega refuerza el compromiso del ministro David Collado con un turismo responsable, consciente de que la competitividad del sector depende también de la higiene y la preservación del entorno.
Otro aspecto digno de resaltar es la visión de equidad expresada en la iniciativa. El propio ministro destacó que la distribución de los camiones se hace “sin importar los colores partidarios”. En un país donde la política suele teñir incluso los proyectos más técnicos, este enfoque envía un mensaje de madurez institucional y de servicio público que merece reconocimiento.
Asimismo, el programa se anuncia en dos etapas, con una inversión total de RD$215 millones de pesos. Este carácter progresivo permite planificar y medir resultados, algo que contribuye a la transparencia, sobre todo cuando se trabaja de la mano de entidades como la Federación Dominicana de Municipios (Fedomu) y la Federación Dominicana de Distritos Municipales (Fedodim). La colaboración interinstitucional es vital para que estos camiones no sean simples fotografías de inauguración, sino herramientas de cambio sostenido.
Ahora bien, la entrega de equipos es solo el inicio. El verdadero desafío radica en la capacidad de los municipios para darles un uso eficiente y mantenerlos en condiciones óptimas. La sostenibilidad no depende únicamente de los vehículos, sino de la educación ciudadana, la recolección programada, el manejo final de los desechos y la creación de políticas locales que integren el reciclaje y la reducción de residuos. Sin estos elementos, la inversión corre el riesgo de diluirse en el tiempo.
En conclusión, valoro positivamente esta iniciativa: es un ejemplo de cómo el turismo puede convertirse en motor de desarrollo integral y en incentivo para la gestión municipal responsable. La limpieza de nuestros destinos no solo embellece la vista del visitante; también protege la salud de la población y preserva los recursos naturales que nos definen como nación. El reto ahora es que cada camión se traduzca en un compromiso permanente con la cultura de la limpieza y el respeto al medio ambiente.
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