La visita del expresidente Hipólito Mejía a la región Suroeste —Independencia, Bahoruco, Barahona y Pedernales— fue mucho más que un simple reencuentro con viejos aliados o una gira afectiva de quien ya forma parte de la historia política dominicana. Fue, en esencia, un movimiento calculado, un mensaje hacia dentro y hacia fuera del partido, y una demostración de que a sus 84 años “Papá” conserva vigencia, ascendencia y capacidad de incidencia en el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Lo acompañaron figuras leales de larga data como César Cedeño, Carlos Luciano Díaz Morfa y Ulalio Ramírez. Su presencia —y la ausencia de otros que solían orbitar en su entorno— revela que el liderazgo de Mejía continúa reconfigurando lealtades, moviendo piezas internas y, sobre todo, enviando señales.
Unidad, reglas nuevas y destinatarios claros
Durante todo el recorrido, Mejía insistió en un discurso de unidad y disciplina partidaria. Llamó a evitar conflictos internos y remarcó que las próximas candidaturas no se elegirán por encuestas, sino por convenciones con padrón cerrado.
Es un mensaje suave en la forma, pero firme en el fondo. Durante años las encuestas han sido el recurso preferido para legitimar aspiraciones dentro del PRM. Ahora, Hipólito avisa que el terreno del juego cambia, que el partido regresará a mecanismos más orgánicos y menos manipulables. Su frase —“es mejor estar arriba con presión que abajo con depresión”— mezcla humor y advertencia, como solo él sabe hacerlo.
Un recorrido envuelto de simbolismo agropecuario
La gira tuvo un marcado componente agropecuario, un sello personal de Mejía. En Independencia y Bahoruco estuvo arropado por legisladores, alcaldes y dirigentes locales. En casa de Francisco Peña Pérez, director de la Junta de Vengan a Ver, el expresidente lució en su elemento: el campo, su espacio natural y político.
En el Casino Jaragua, en Duvergé, fue recibido por Alfonso Herasme y la diputada Hermes José. En Neiba, el diputado Juan Bolívar Cuevas y el alcalde Yadel Suberví encabezaron su bienvenida. En cada parada se vio un Hipólito diáfano, atento, saludando por nombre a cada dirigente, recordando detalles, demostrando que su memoria política —siempre celebrada— sigue intacta.
Barahona: el concepto detrás de “Llegó Papá”
En Barahona, donde sonó la consigna “Llegó Papá”, el dirigente Tavito Suberví dejó una reflexión que vale más de lo que parece: “En las encuestas vota gente que no está en el padrón del partido. No queremos sorpresas cuando llegue la realidad interna.”
Fue un recordatorio de que la percepción pública no siempre coincide con la fuerza orgánica, y que el PRM está entrando en un ciclo de definiciones internas donde el control de las bases será decisivo.
Pedernales: el golpe político del día
El momento más significativo ocurrió en Pedernales, cuando el expresidente anunció abiertamente su apoyo a la eventual candidatura presidencial de su hija, Carolina Mejía:
“Mi candidata es Carolina, y yo no soy Leonel que se anda peleando con el hijo.”
La frase, matizada con su típico humor punzante, marca un antes y un después en el debate interno del PRM. Hipólito afirma que las bases ya decidieron y que las encuestas muestran apertura hacia una candidatura femenina: “El 80% de los dominicanos ve posible que una mujer sea presidenta.”
Este respaldo público, en medio de un partido con tensiones soterradas, dispara un mensaje directo: Hipólito no está retirado ni indiferente. Está moldeando la conversación sobre el liderazgo futuro del PRM.
Un veterano con carisma intacto
Más allá de proclamas y anuncios, Mejía dejó claro que su carisma se mantiene inalterado. Se movió con naturalidad entre jóvenes y dirigentes históricos, alentó a la juventud a empoderarse y celebró la participación de las mujeres, sin promover nombres específicos pero abriendo puertas.
Su cercanía humana, su forma campechana de comunicarse y su capacidad de conectar con las bases siguen siendo su principal capital político.
Conclusión: un reposicionamiento sin disimulo
La gira de Hipólito Mejía por el Suroeste dejó lecciones claras:
- Reafirmó su vigencia política.
- Envió señales firmes sobre las reglas internas del PRM.
- Puso en duda el rol de las encuestas en procesos internos.
- Y colocó sobre la mesa su apoyo explícito a Carolina Mejía.
No fue una visita rutinaria. Fue una jugada estratégica. Hipólito no busca protagonismo pasajero; busca influir en el rumbo inmediato del PRM.
Y lo está logrando.


Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario